lunes, 8 de octubre de 2012

Cuando el fútbol no entiende de grandeza

En un par de años el mundo de fútbol girará durante un mes en torno al país más extenso de cuantos componen Sudamérica o hablando en términos futbolísiticos, de todos los que integran la CONMEBOL, estoy hablando evidentemente de Brasil.

La cita mundialista será albergada por segunda vez por el país de la samba y el guaraná, la primera como algunos ya sabréis, fue en 1950, y el desenlace es el tema principal de esta nueva entrada donde comentaré alguna que otra cosita que quizás al gran público se le escape.

Como dije anteriormente, corría el año 1950 cuando la Copa Mundial de la FIFA se volvía a organizar tras 12 años de parón debido a la irrupción de la II Guerra Mundial, y el escenario era el ideal ya que existen pocos lugares en el mundo donde se viva con tanta pasión el fútbol como  en Brasil. 13 equipos se disputarían durante tres semanas el reinado del fútbol mundial y por encima de todos ellos, el país anfitrión partía como principal favorito.

Como muchos de vosotros sabréis, fue en este mundial donde se produjo el archifamoso Maracanazo, donde Uruguay dio la monumental sorpresa de ganar a Brasil en el estadio de Maracaná, sin embargo, es mucho menos conocido que ese famoso partido entre brasileiros y charrúas NO ERA LA FINAL DEL MUNDIAL DE BRASIL ´50. 

Por muy extraño que parezca, ese mundial no tuvo final, un extraño formato hizo que cuatro equipos se disputaran el título en una liguilla final donde se enfrentarían todos contra todos y donde se dio la casualidad de que en el último partido Brasil y Uruguay se enfrentaran entre sí para determinar el ganador, lo que pasaría después quizás sea el capítulo más grande que se haya escrito en la historia del fútbol jamás.

Como os acabo de decir, el mundial se decidió en una liga final entre cuatro equipos: Brasil, España, Suecia y Uruguay. En las dos primeras jornadas Brasil, apalizó a Suecia por 7 a 1 y a España por 6 a 1, mientras que Uruguay sólo consiguió un empate ante nuestra selección y una victoria ante Suecia con un gol a falta de 5 minutos para el final.

Combinado charrúa en Brasil `50
Así pues el escenario para Brasil era inmejorable: Selección local, Maracaná lleno con cerca de 180.000 espectadores (partido con más espectadores en un estadio de la historia), un empate le valía para salir campeón y sobre todo una teórica superioridad sobre Uruguay, sin embargo lo que ocurriría el 16 de Julio de 1950 está ya en los libros de oro de la historia del fútbol.

Al poco de comenzar la segunda parte del partido, los brasileños consiguieron adelantarse en el marcador, haciendo estallar de júbilo las gradas del majestuoso Maracaná. pero mediado este segundo tiempo, Schiaffino logró establecer las tablas en el marcador, resultado que aún le daba el título a Brasil merced a su mejor puntuación en la liguilla final. Sin embargo fue el fatídico minuto 34 de esa segunda mitad cuando Alcides Ghiggia logró anotar el que para muchos es considerado el gol más decisivo de la historia del fútbol.

Marcador para la historia.
Uruguay ganaba contra todo pronóstico un mundial que hasta ellos mismos consideraban perdido de antemano, cuentan las crónicas que jamás se lloró tanto en un partido de fútbol tras decretarse el final. Como muestra de la sorprendente gesta que consiguió el equipo uruguayo basta decir que ni tan siquiera hubo ceremonia de clausura, en palabras del propio presidente de la FIFA "...estaba todo preparado menos que ganara Uruguay, el capitán recibió la copa en silencio y casi a escondidas..."

Historias como estas me hacen aficionarme cada vez más al fútbol, podrán exisitir diferencias económicas, técnicas, ambientales pero todo ello será contrarrestado por la fe, la ilusión y el corazón de quien se siente capacitado para lograr un objetivo