Sao Januario

Hace poco comenzó la Copa Libertadores, competición atractiva como pocas. Un año más los clubes brasileños optan a llevarse el título, sobre todo el todopoderoso Fluminenense, aunque el tema que nos ocupa en el dia de de hoy es otro. Y es que de entre la nómina de equipos canarinhos que participan este año en la competición más importante del fútbol sudamericano, se encuentra el Vasco da Gama, un club histórico de Brasil que posee un estadio un tanto peculiar.

El gigante de la colina, nombre por el que se le conoce a este insigne club juega en  Sao Januario, un estadio de 1927 cuya fachada neocolonial está considerada como Patrimonio Nacional, ya que como podeis ver en la foto, se trata de una verdadera joya arquitectónica, digna de un museo más que de un estadio de fútbol.

Espectacular fachada del estadio, patrimonio nacional

Sin embargo, al margen de todo esto, el motivo principal por el que me decanté a escribir un artículo sobre este estadio es la ubicación de sus banquillos. No sé si existe algo parecido en estadios de primera línea a nivel mundial, yo al menos no conocía ninguno, y es que Sao Januario tiene la particularidad de que sus banquillos se encuentran ubicados ¡¡¡ detrás de una de las porterías!!!

Ubicación de los banquillos a ambos lados de la portería

Este hecho sin igual en el fútbol actual, ha creado muchos debates entre los entrenadores que visitan Sao Januario, sin ir más lejos, el entrenador de Universidad de Chile, Jorge Sampaoli, en su  visita en el partido de  ida de la semifinal de la Copa Sudamericana acabó desquiciado ante la situación de los banquillos. Tan poca era la visión que tenía que terminó mandando a su segundo entrenador a la grada donde se encontraban sus aficionados y comunicarse entre ellos mediante el móvil. Además, los fotógrafos también se alojaban en esa zona, lo que provocó una situación dantesca, y es que Sampaoli terminó el partido al lado del palo de la portería defendida por su guardameta. ¡Inaudito!.

A todo lo expuesto anteriormente, una gran estatua de Romario, en el interior del estadio, hace que Sao Januario, a pesar de que su equipo no pase por sus mejores momentos, sea un templo digno de visitar, a la altura de estadios como San Mamés o Anfield, gracias a la inmensa historia que poseen.

Estatua a Romario con motivo de su gol 1000