Con todo lo vivido en la fase de grupos, los cruces hasta la final se presentaban para mí de lo más apasionante. España había quedado emparejada con Suiza y la verdad que el rival no me daba miedo, recuerdo que el partido cayó en fin de semana porque me pilló saliendo de paseo con mis padres por lo que poco pude ver de aquel encuentro, eso sí recuerdo ver la repetición del gol de Hierro tras acudir raudo a la televisión del bar donde me encontraba ya que oí los gritos de la gente que celebraba el gol de nuestra selección. España ganó el partido y ya estaba en cuartos donde nos esperaba la siempre temible Italia.
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Sobran las palabras |
Y llegó el Día D. España acrecentaría como nunca ese tópico que decía que nunca pasábamos de cuartos, y una vez más (quizás la más dolorosa) esa maldita profecía se cumplió. Recuerdo que vi el partido en el suelo del comedor de mi casa con una ilusión inusitada que nunca antes había vivido por nada. Sin embargo el gol de Dino Baggio me cayó como un jarro de agua fría, "hasta aquí llegamos" pensé yo. No obstante Caminero me devolvió la ilusión con un gol desde lejos que creo que golpeó en un contrario y ponía de nuevo las tablas en el marcador. Poco después Salinas erró un mano a mano con Pagliuca que nos hubiera dado el triunfo, sin embargo el destino nos dio la espalda y una rápida contra fue culminada por Roberto Baggio sin que Zubi ni Abelardo pudieran hacer nada. Ya os podeis imaginar como pasé el resto del día, casi tan jodido como Luis Enrique al que Tasotti le partió la nariz sin que Sandor Puhl viera nada y para colmo la FIFA terminó premiando al colegiado húngaro con arbitrar la final. Jamás entenderé tal decisión.
Con España eliminada y Argentina también, a manos de Rumania solo me quedaba disfrutar de lo que quedaba de mundial, ninguna de las cuatro selecciones que quedaban me creaban especial entusiasmo aunque me gustaría ver una final entre Suecia y Bulgaria ya que ni Italia que había eliminado a España ni Brasil que era la gran favorita eran santo de mi devoción. Mi gozo en un pozo, las dos ganaron. El partido de Italia no lo vi pero si el de Brasil a pesar de que era de madrugada. Recuerdo el gol de Romario metiendo la punterita del pie a la salida de un corner casi al final del partido y a renglón seguido apagar la tele y acostarme cabreado. Una final entre Brasil e Italia. ¿no podrían perder las dos?
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R. Baggio fallando el penalty decisivo en la final |
Como cúlmen de este mundial deciros que no vi la final y no fue por los contendientes sino que uno con diez años no está para quedarse solo en casa y sus padres en la playa, así que solo vi un breve resumen a la llegada el domingo por la tarde, no me alegré de que ganara Brasil pero sí de que R. Baggio fallara el penalty decisivo. Ya se sabe lo grande que puede ser el rencor de un niño, bueno y de uno no tan niño aunque ahora estoy convencido de que no me hubiese alegrado tanto.
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Archiconocida celebración de Bebeto, Romario y Maziho |
Acabado este mundial, a pesar de que los resultados que yo anhelaba no se habían dado especialmente, mi cabeza archivó para siempre momentos que jamás se me olvidaron y no sé muy bien por qué. Nunca olvidaré a Stoichkov rompiedo la portería de un zurdazo, los cinco goles de Salenko, a Bebeto , Romario y Mazinho celebrando un gol como si acunaran a un bebé, el codazo a Tab Ramos, un gol de Hagi a Argentina desde casi el centro del campo, el gol en propia meta de Escobar que le acabaría costando la vida, las enormes camisetas de la selección de Arabia Saudí o el nombre del seleccionador de Grecia que por alguna extraña razón memoricé y jamás volví a olvidar. En fín recuerdos imborrables que hacen que este mundial haya sido para mí el mejor que se haya jugado nunca.